Perdí aquello que tanto ansié tener,
y por un tiempo
mis ojos crearon océanos,
mis manos se quebraban contra cualquier pared,
mis pensamientos no eran míos,
me perdí a mi misma al perderle a él
pero al fin me encontré.
Mis labios han vuelto a la vida,
mi sonrisa se ha instaurado en ellos,
mis ojos nunca vieron tan claro,
pues ahora veo más allá de las sombras,
renací de mis propias cenizas,
y nunca he estado tan viva.
Me basta cerrar los ojos,
notar el viento en mi cara,
jugando con mi pelo,
desplegando mis alas,
y sentirme cual pájaro, libre.
Cuando pierdes tu mayor sueño
después de obtenerlo,
de saborearlo,
de probar esa victoria triunfante,
al principio crees que no sobrevivirás a ello,
pero de algún modo u otro lo haces,
y cuando lo logras,
el gusto que queda en tus labios,
no es para nada amargo,
si no que te sientes inmortal,
porque si sobrevives
después que tus mayores sueños se rompieran,
nada podrá destruirte.
Con el encanto de un ángel y la tentación del demonio.
Que la fuerza de la Luna esté con vosotros,
La Chica de la Luna
No hay comentarios:
Publicar un comentario