El mañana no lo recuerdo, lo olvidé.

"Entiéndeme. No soy como un mundo ordinario. Tengo mi locura, vivo en otra dimensión y no tengo tiempo para cosas que no tienen alma" - Charles Bukowski.

Hoy visité la estación de tren de mi ciudad,
y he de confesar
que los trenes son capaces de sacar a relucir mi parte más nostálgica.
Llegan a un lugar para volver a irse,
así de forma infinita,
sin echar raíces en ningún lugar,
sin quedarse en ningún sitio,
así un poquito como yo.

Bien yo no soy ningún tren,
y para mi desdicha poco me he movido de mi sitio natal.
Pero si siento que pertenezco a la nada,
que no encontré mi sitio en el mundo,
todos aquellos que me visitan,
lo hacen para irse poco después,
nadie permanece a mi lado,
pero algunos si se quedan a ocupar mi corazón,
aunque físicamente no están,
el recuerdo sigue inamovible,
vivo en mi mente,
latente en mi pecho.

Entras en un túnel,
todo se torna lúgubre,
estas solo ante la oscuridad,
impasible te percatas de tu reflejo en el cristal,
y te preguntas si alguna vez volverás a ver la luz,
si llegarás al final de ese túnel,
o perecerás.

Tarde o temprano el túnel finaliza,
la luz vuelve,
ilumina todo aquello que ves,
a ti,
y por alguna razón,
esa opresión en tu pecho empieza a remitir.

De nuevo te sorprendes,
vuelves a entrar en otro túnel,
y empiezas a sentir,
como tus alas arden,
desean emprender el vuelo,
huir, escapar de las tinieblas,
dejar todo atrás.

Con diferencia el animal que más envidio es todo aquel que posea alas y la capacidad de volar, cuando las cosas se ponen feas pueden emprender el vuelo y dejar todo atrás. 



Felicidad - Shotta con Morodo

"Nadie es feliz para siempre, aprovecha tu presente, felicidad intermitente"

Que la fuerza de la Luna esté con vosotros,

La Chica de la Luna