claudico con mi sentencia,
la Luna me lleva.
También declaro,
mi demencia en el arte de amar,
bien, no por cualquier amor barato,
ni por un petulante caballero
si no con alguien fuera de lo común
y con un querer sin precedentes.
Afirmo haber dado mi corazón,
al único merecedor del puesto,
en ocasiones me hace arder el pecho,
pero en innumerables otras,
me lleva a acariciar el cielo.
Por un tiempo perecí,
mi pecho dejó de latir,
y podía sentir el vacío en cada poro de mi piel.
Hasta que comprendí,
que de nada servia buscar mi corazón,
porque su dueña había dejado de ser yo,
lo quisiera o no,
su propietario ahora era él.
Él, la octava maravilla del mundo,
yo, la Chica de la Luna.
Te quiero
Que la fuerza de la Luna esté con vosotros,
La Chica de la Luna
La Chica de la Luna
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